El mundo que conocemos se define como un conjunto de ceros y unos.
Esto permite que los demás pretendan definirte, aunque no te conozcan.
La verdad es que, con los ojos cerrados, todos podemos ser cero, y todos podemos ser uno. No solo que podemos ser, sino que, efectivamente, lo somos. Contemporáneamente.
No te pueden decir que eres un cero, o que eres un uno, simplemente porque… así es.
Solo en el exacto momento en el que abrimos los ojos, ahí, en este instante, es donde definimos lo que estamos mirando.
Solo en el momento en el que te miro adentro, puedo descubrir lo que eres